Según las estadísticas, en el año 2019 han tenido lugar 91.645 divorcios en España. Incluyendo los tipos de divorcio de mutuo acuerdo y contencioso.
Teniendo esto en cuenta, lo de “hasta que la muerte nos separe” es mentira en muchos casos.
¿Qué es el divorcio?
El divorcio es la disolución del matrimonio o, en un sentido amplio, se refiere al proceso que tiene como intención dar término a una unión conyugal.
El Código Civil nos da una pincelada del concepto jurídico de divorcio según el cual dos personas unidas por matrimonio pueden poner fin a su relación, disolver la sociedad económica en común, y volver a casarse con quien deseen.
Con la reforma del año 2005 se facilitó este trámite en varios puntos. Como por ejemplo eliminando ciertos plazos o la necesidad de alegar causa para el divorcio, suprimiendo también la obligación de estar separados y fomentando la atribución de la custodia compartida.
Tipos de divorcio: contencioso o de mutuo acuerdo
La decisión de acudir a un tipo de divorcio u otro va a depender de la voluntad de los cónyuges.
Así, la complejidad de este proceso viene marcada por la existencia o no de la voluntad de negociar todos los aspectos de la ruptura y llegar a una solución.
El divorcio de mutuo acuerdo
Es aquel tipo de divorcio en el que los cónyuges están de acuerdo en el divorcio. La demanda puede ser presentada por ambos cónyuges o por uno de ellos con el consentimiento del otro.
En mi opinión, esta modalidad es la mejor para todos.
Por un lado, es mucho más rápido. Una sentencia de un divorcio de mutuo acuerdo se puede obtener en menos de tres meses.
Además, es mucho más barato para los cónyuges, ya que un mismo abogado y procurador puede acompañar a las dos partes.
Otro aspecto por el que considero más beneficiosa esta opción es porque me parece la menos lesiva, tanto para los cónyuges, como para los hijos en común, los cuales se ven implicados en esa dolorosa situación.
Si la negociación es fructífera, se redacta un convenio regulador que debe establecer al menos los siguientes aspectos:
– Las condiciones de disolución del régimen económico del matrimonio y cómo se procede al reparto de los bienes que pudiera haber.
– Respecto a los hijos menores en común, se debe establecer el tipo de custodia, ya sea compartida, o custodia monoparental con un régimen de visitas.
– Pensiones alimenticias o compensatorias que se pudiesen acordar.
Una vez redactado el convenio regulador, éste se presenta ante el juzgado. Posteriormente, el juzgado citará a las partes para ratificarlo, y para que reconozcan que están de acuerdo y que es su firma.
Tras esto, y si el Ministerio Fiscal emite un informe favorable, el juez dictará sentencia y el divorcio ya se puede inscribir en el Registro Civil.
Esta tramitación amistosa evita visitas de las partes al juzgado, la necesidad de elaboración de informes psicológicos e incluso el lamentable hecho de que los niños tengan que ser oídos en declaración en un tribunal
Un procedimiento de divorcio amistoso o de mutuo acuerdo es rápido, económico y sencillo, donde no es necesario que se celebre ningún juicio y que puede estar resuelto en menos tres meses.
El divorcio contencioso
Este tipo de divorcio se produce cuando el acuerdo entre las partes es inviable, esto nos conduce irremediablemente al juzgado.
Este suele ser el caso cuando un cónyuge solicita el divorcio sin consentimiento del otro. Para ello, es necesario presentar una demanda contenciosa vía judicial.
En este tipo de procedimiento la ley obliga a que cada cónyuge esté defendido por su propio abogado y representado por su procurador.
Al no haber un convenio regulador pactado entre las partes, será el juez el que decrete los detalles de la situación en la que queda cada cónyuge.
Resumiendo muchísimo el procedimiento se puede decir que, una vez que se produzca la contestación a la demanda, se celebrará una vista en el juzgado, tras la que se obtendrá una sentencia en la que se acordará la procedencia del divorcio y regulará los aspectos fundamentales tras la ruptura.
En la vía contenciosa la duración de todo el proceso depende de carga de trabajo del juzgado que te corresponda, sin contar posibles requerimientos de las partes, como informes médicos, que pueden dilatar el proceso, así como el hecho de poder recurrir la sentencia.
En definitiva, ante una ruptura matrimonial, un buen abogado de familia apelará al sentido común de las partes para así poder llegar a un acuerdo.
Con esto se conseguirá tramitar una situación tan dolorosa como esta de la manera menos lesiva para los cónyuges y para los hijos en común.
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